En el mimetismo se identifican tres tipos, utilizados tanto por el depredador como por la presa: mimetismo batesiano, mimetismo mülleriano y automimetismo.
Mimetismo batesiano
El mimetismo batesiano se nombró en honor a Henry Walter Bates, un científico británico que estudió el mimetismo en mariposas del Amazonas, durante la mitad y finales del siglo XIX. El mimetismo batesianose refiere a dos o más especies que son similares en apariencia, pero sólo una de ellas está armada con espinas, aguijones o químicos tóxicos, mientras que su doble aparente, carece de estos rasgos.
La segunda especie no tiene otra defensa más que el parecido a la especie de sabor desagradable, lo que le confiere protección contra ciertos depredadores, ya que éstos asocian el parecido con cierta mala experiencia.
Mimetismo mülleriano
El mimetismo mülleriano se nombró de esta manera, debido a Fritz Müller, un zoólogo alemán que trabajó en el Amazonas tres décadas después que Bates. Esta forma de mimetismo se refiere a dos especies no comestibles que se imitan mutuamente y que poseen una coloración vistosa de advertencia (también conocida como coloración aposemática).
De este modo, los imitadores comparten los beneficios de la coloración, debido a que el depredador reconoce el color de un grupo de sabor desagradable después de haber tenido una mala experiencia. Puesto que varias especies tienen la misma apariencia para el depredador, la pérdida de vida de las presas se distribuye sobre varias especies, lo que reduce el impacto que existiría sobre una sola especie. La rana flecha venenosa de Sudamérica y las ranas Mantella de Madagascar, son ejemplos de animales con colores brillantes, marcas negras y composición tóxica.
Automimetismo
El automimetismo es un instrumento engañoso que poseen ciertos animales, en donde una parte del cuerpo se mimetiza con otra para incrementar la supervivencia durante un ataque o da al depredador una apariencia inofensiva . Por ejemplo, un gran número de especies de polillas, mariposas y peces de agua dulce tienen "manchas-ojo", marcas obscuras y grandes que cuando son iluminadas pueden asustar momentáneamente al depredador, lo que confiere a la presa algunos segundos adicionales para escapar. Las "manchas-ojo" también ayudan a la presa a escapar de los depredadores, dándoles a éstos un blanco falso. Una mariposa tiene mayores probabilidades de sobrevivir a un ataque en la parte externa de sus alas que a un ataque en la cabeza.
Se observa la vistosa mancha con forma de ojo. (Foto de R. Butler)
Con menos frecuencia, los depredadores utilizan el automimetismo como arma para atrapar a las presas, aparentando ser menos peligrosos o engañando a la presa en cuanto al origen del ataque. Por ejemplo, algunas especies de tortugas y el pez gato boca de rana ( Chaca sp.) del sureste asiático, tienen extensiones en la lengua que utilizan como señuelo para situar a las presas en una posición en donde se conviertan en presa fácil. Uno de los ejemplos más interesantes de automimetismo es la llamada serpiente de "dos cabezas" de África Central, que tiene una cola que se parece a la cabeza y una cabeza que se parece a la cola. La serpiente mueve su cola de la misma manera que la mayoría de las serpientes mueven la cabeza. Esta adaptación sirve para engañar a las presas, haciéndolas creer que el ataque se origina en el lugar equivocado.
Mimetismo no visual
Siendo los seres humanos, y los primates en general, animales dependientes del sentido de la vista, los casos de mimetismo en otros campos sensoriales nos pasan fácilmente desapercibidos, sin ser por ello menos importantes. Un caso notable de mimetismo auditivo lo ofrece la lechuza terrestre o vizcachera (Athene cunicularia ), que anida en cavidades del suelo, donde los pollos responden a la aproximación de potenciales enemigos emitiendo un sonido como el del cascabel de una serpiente. En cuanto a los sentidos químicos es conocido el caso de muchas orquídeas ( Ophrys sp.) que vierten al aire sustancias miméticas de las feromonas de ciertas avispas o abejas, engañando a los machos, que creen así acercarse a una hembra de su especie.
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